¡Mamá me da miedo el dentista!

¿Tu hijo tiene miedo al dentista? O, a lo mejor, el que tiene miedo al odontólogo eres tú. Es posible, y valga la expresión, que tengas miedo de que tu hijo tenga miedo a ir a la clínica dental porque siempre has sufrido una fobia atroz, un pánico visceral cada vez que pensabas en ir al dentista y eso te ha causado muchos problemas y no quieres que tu hijo…

El miedo normal es un mecanismo adaptativo del ser humano, el miedo patológico es una red tenebrosa que brota en nosotros y se expande a nuestro alrededor y trastocándolo todo.

La OMS ha estimado que el 15% de la población de Estados Unidos, sufre odontofobia o pánico a acudir al dentista. Ese porcentaje es mucho mayor si contamos con los que sufren algún tipo de estrés o forma de miedo al acudir a la clínica dental.

Con esta serie de dos post que comenzamos ahora, queremos que reflexiones y entiendas qué supone el miedo de tu hijo a ir al dentista, cómo surge y cómo se puede solucionar.

Apuesta por la odontopediatría

En los 7 años largos que llevamos de actividad en Clínica Dental Sedi en Toledo, hemos recibido, con demasiada frecuencia, padres desesperados por encontrar un dentista que pueda tratar a sus hijos de “una forma adecuada”.

Muchos de esos pequeños han acumulado un rosario de visitas infructuosas a diferentes clínicas dentales que lo único que han conseguido es que se cierren en banda en una tensa actitud odontofóbica y no quieran de ninguna manera ir al dentista.

Como sabéis, en Sedi estamos muy implicados con una odontología de calidad, marcada por la vocación y la atención al paciente, por ello mismo, hemos tomado la decisión de apostar por la odontología infantil u odontopediatría en toledo para darle a los pequeños la atención que se merecen.

En palabras de nuestra responsable médico, Celina Baciagaluppi Babot:

Entendemos que la odontopediatría de los niños enfoca, desde el presente, el futuro de su salud bucodental y, por ello, requiere de un enfoque especial por esa importante meta a conseguir y porque los niños son pacientes con necesidades especiales. No podemos permitirnos que ellos, debido al miedo o los prejuicios, no trabajen para mejorar y mantener la salud de su boca.

La decisión más importante de esta apuesta por la odontología infantil es la incorporación al equipo de Sedi de la odontopediatra América Lara Sacido. Ella se ha formado y especializado en esta rama de la odontología y posee una visión moderna, consciente y altamente comprometida con su cometido.

Una muestra de este compromiso y la intensa relación de América con la odontopediatría es la autoría de un trabajo de investigación de la Universidad Rey Juan Carlos que culminó en el artículo: “Contagio emocional del miedo al dentista a los hijos…” publicado en la prestigiosa revista International Journal of Paediatric Dentistry.

¿Por qué los niños tienen miedo al dentista?

Según América:

El miedo de los niños a acudir a una consulta dental tiene tres orígenes claros: la sociedad, la familia y las experiencias previas. La sociedad, porque hay un marcado prejuicio general frente a la odontología que genera ideas de rechazo en el imaginario colectivo, la familia porque es un motor ejemplar de actitudes en el niño y las experiencias previas que definen fuertemente su predisposición.

Sacido, a modo de explicación didáctica, considera útil englobar la sociedad y la familia en un solo bloque porque las ideas imperantes en la sociedad calan en las familias que las reproducen, mantienen y fomentan y, finalmente, las inculcan en los niños.

Si los padres poseen una visión negativa de la actividad odontológica, es muy probable que los niños la asuman.

Hay dos factores esenciales detrás de la mala imagen de los dentistas en la sociedad: el posible dolor que pueden acarrear los tratamientos o que estos fallen, lo que provoca miedo, y su precio, que genera desconfianza y rechazo.

Desmontar estos prejuicios darían para un extenso post, baste introducir algunas reflexiones al respecto, ¿crees que todos los dentistas somos iguales?, ¿que prima el interés, la falta de profesionalidad y empatía con los pacientes?, ¿crees que sólo pensamos en el dinero y que nos da igual el resultado de los tratamientos…?

Respondemos por ti. Muchos dentistas concebimos nuestra profesión como una vocación de servicio público.

Insistimos en utilizar la etiqueta odontología de calidad para enfocar un tipo de práctica basada en emplear las mejores técnicas y acciones para favorecer la salud bucodental presente y futura de nuestros pacientes.

La odontología de calidad tiene al paciente como eje de coordenadas de la práctica odontológica e intenta, con todos los medios disponibles, racionalizar el gasto de recursos y minimizar las molestias. Sobre todo, incide en la prevención como principal motor de la salud bucodental.

Lo que necesitas es llegar a confiar en alguno de nosotros. Hay muchas maneras de recabar información sobre cómo hacemos las cosas en nuestras clínicas y elegir la que mejor se adapte a tus necesidades.

Una vez que apuestes por una, confía. No es hablar por hablar, esa confianza se va a traducir en una mejor comunicación y mejores resultados. Esto está ampliamente documentado.

Piensa en cómo transmites esa confianza a tus hijos, ellos van a absorber tus opiniones. Ello va a redundar en su propia confianza al tomar contacto con nosotros. Es más, según el estudio en el que participó América, “Contagio emocional del miedo al dentista a los hijos…”

Los niños parecen atender fundamentalmente a las reacciones emocionales de sus padres para decidir si los eventos dentales son potencialmente estresantes.

No es solo una cuestión de opiniones, es una cuestión emocional, no sólo transmitimos la desconfianza y el rechazo a nuestros hijos, sino también, el miedo.

Se deben valorar las emociones negativas que se albergan sobre los dentistas y cómo se expresan. No es nada adecuado verterlas sin control delante de los niños, ellos las van a interiorizar.

El trabajo sobre miedo de los niños al dentista es el propio trabajo de vosotros los padres, es necesario que os impliquéis, que toméis parte activa en él.

Vamos a introducir una reflexión en torno al miedo.

Miedo como motor, miedo como freno

Piensa detenidamente en las situaciones de miedo visceral y desmedido que hayas experimentado, ¿qué sensaciones has vivido?, ¿cómo te han afectado?, ¿las resolviste adecuadamente?, ¿alguna de ellas se quedó dentro de ti generando periódicamente respuestas de pánico ante ciertos estímulos…?

El miedo nos ayuda a enfrentarnos contra las amenazas que pueblan la vida pero mal enfocado provoca una espiral muy destructiva que paraliza y socava nuestra estabilidad.

El miedo es un motor de nuestra actividad, pero puede constituir un freno.

En palabras de Juan Antonio Márquez-Rodríguez, autor de la publicación, ¿Por qué se le tiene miedo al dentista?:

Berggren dice que la ansiedad ante la odontología crea su propio círculo vicioso, en el que la evasión del tratamiento dental consigue un deterioro de la dentición que da lugar a sentimientos de culpa, de compromiso y de inferioridad. Con el paso del tiempo este «conflicto social» refuerza la ansiedad y resulta una nueva evasión del tratamiento dental. El mal estado bucal, provocado en cierto modo por su conducta de evasión, reduce la autoestima de estos individuos e impide la consecución de una calidad de vida adecuada.

América nos alerta sobre uno de los primeros problemas odontológicos relacionados con el miedo al dentista en el niño:

El miedo dental se considera como un factor de riesgo en la caries ya que la conducta de evitación generada hace que se rechace el tratamiento. A la caries se le van a ir sumando problemas cada vez más complejos y costosos de abordar.

A lo mejor tú has pasado por esta dinámica infernal y, desde luego, no quieres que la reviva tu pequeño. Lo repetimos, tus actitudes y tu manera de enfocar la visita de tu hijo al dentista son cruciales para ayudarle a reducir su estrés y su miedo.

No en vano, en el estudio en el que participó América, “Contagio emocional del miedo al dentista a los hijos…” ya tenemos una clave sustancial del origen de esta dinámica. Como nos comenta nuestra odontopediatra:

Las principales conclusiones de nuestro estudio fueron que cuando uno de padres muestra un miedo visceral al dentista las posibilidades de que los hijos reproduzcan esa emoción son mucho mayores. Además, constatamos, que el miedo del progenitor tendrá mucha más influencia en este mecanismo de “contagio”. Como reflexión general podemos establecer una solución en “el contagio emocional positivo”: las actitudes serenas y razonadas son la forma de generar en el niño el estado adecuado que facilite la atención dental.

Gonzalo López Sánchez nos ofrece una visión más general de cómo afrontar el miedo en su artículo del ABC “Estrategias para vencer al miedo, la ira y la ansiedad”:

La única manera de vencer al miedo es enfrentándonos a él, y esto solo se puede hacer en primera persona. En esta misión nos puede ayudar fomentar emociones incompatibles con el miedo como la alegría, la gratitud, el amor, la relajación… No debemos olvidar que el miedo es útil, necesario y sano. Está en nuestras manos transformarlo en valor.

Cabría matizar “está en nuestras manos transformarlo en valor”. Se refiere a personas adultas, en el caso de los niños esas manos son las suyas y las de sus padres, entrelazadas, unidas para ayudarle a avanzar en la senda de la salud y la felicidad.

De forma general, podemos concluir que el miedo dental en los niños es miedo a lo desconocido. Este miedo, en cierta medida es normal, esperable y aceptable. Lo que tenemos que hacer es ayudar al niño a afrontarlo y superarlo, para fomentar en él una actitud positiva hacia el dentista y, en general, una actitud positiva frente al miedo que le va ir preparando para superarlo y alcanzar sus metas en la vida.

En el siguiente post, que aparecerá muy pronto, nos queda por hablar de cómo influyen las experiencias previas del niño en su miedo a acudir al dentista y las posibles soluciones y, sobre todo, cómo debe desarrollarse la atención odontopediátrica para prevenir ese miedo y normalizar la visita del niño a la clínica dental.